Con algo de retraso, aquí tienes una pequeña crónica del viaje a la nieve
que tuvo lugar el pasado marzo. ¡Disfrútalo!
¡ANDORRA, ALLÁ VAMOS!
El José Luis Sampedro en Andorra, de viaje
organizado por el departamento de E.F. del 21 al 25 de marzo.
Por fin llega
el momento que tantos estaban esperando: el viaje a Andorra. Alumnos de 3º de
la ESO y 1º de bachillerato salieron el lunes 21 de marzo a las 8 hacia
Andorra, un viaje organizado por el departamento de E.F., para pasar cinco días
allí, esquiando (o haciendo snowboard). Todo fue según lo planeado, y aunque
hubo alguna lesión y algunos retrasos en el horario por percances, no hubo que
lamentar ningún accidente grave.
El viaje en
autobús, aunque largo, mereció la pena: las montañas de Andorra y el paisaje
eran preciosos. Nada mas llegar lo primero que había que hacer era dejar las
maletas cada uno en su habitación e ir a alquilar los esquís, botas y cascos
para la nieve. El resto de dias la rutina era mas o menos la misma, pero no
menos emocionante:
A las 8 se
bajaba a desayunar, luego se cogían las cosas para esquiar y todos al bus,
hacia las pistas.
A las 10
comenzaban las clases de la mañana, había profesores para principiantes y para
más avanzados.
A las 12:30
se comía en un establecimiento allí, en las pistas de esquí, y luego había
tiempo libre para descansar o seguir esquiando
A las 2 comenzaba
otra hora de clase, que acababa a las 3, y luego había otra hora libre que la
mayoría aprovechaban para seguir esquiando.
A las 4 se
dejaban los esquís en una jaula para no tener que cargar con ellos arriba y
abajo en el teleférico, y se bajaba de las pistas a quitarse las incomodas
botas de esquiar y dejarlas en el autobús.
Por la tarde
cada día se hacia una actividad diferente. El martes, a un pueblo cerca del
hotel donde había una piscina y una pista para patinar sobre hielo, pero la
mayoría se quedaron en la cafetería porque había wifi, y claro, en Andorra el
wifi es un bien escaso ya que incluso la del hotel funcionaba mal. El miércoles
a Andorra la Vella de compras y el jueves a Caldea, un balneario que relajó a
todos el ultimo dia. Porque, efectivamente, llego el viernes y después de una
ultima intensa mañana esquiando hubo que volver a montarse en el autobús para
volver a casa.
El viaje de
vuelta fue tranquilo, con una parada a cenar en un restaurante de carretera
donde nos habían reservado bocadillos, cortesía de Nicolás,
el autobusero, a quien todos acabaron adorando por eso. Todos llegaron cansados
pero contentos, alumnos y profesores. Sin duda fue una gran experiencia para
todos.
Patricia
Ramos
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