lunes, 30 de diciembre de 2024

¿QUÉ PROFESIÓN ELEGIRÍAS SI FUERAS MUJER EN EL SIGLO XIX?

 



   Jane Eyre es una novela escrita por Charlotte Bronte en 1847 que hace reflexionar bastante sobre la situación laboral de las mujeres en el siglo XIX.
    Jane Eyre quedó huérfana cuando era una niña y la acogieron su tía y sus primos, que la trataban mal. Cuando Jane tenía diez años la enviaron a un internado bastante siniestro. Tras vivir ocho años en el colegio decide irse y comenzar una nueva vida como institutriz.
    Así es como llega a Thornfield, donde conoce a su pupila y al señor de la casa, Edward Rochester, del que se enamora y que posteriormente, le pide matrimonio. Sin embargo, cuando se van a casar, un extraño acontecimiento impide su boda y Jane huye a otro lugar.
    Después de varios meses, Jane vuelve a Thornfield, habiendo conocido a algunos familiares y heredado una gran fortuna. Finalmente, ella y el señor Rochester pueden casarse.
    Este libro puede asemejarse a “La Cenicienta” u otra historia de princesas: una huérfana pobre se enamora de un hombre rico, se casan y “fueron felices y comieron perdices”.
    No obstante, en esta novela se puede apreciar la difícil situación de las mujeres en Inglaterra durante la época victoriana con un trasfondo feminista que escandalizó a algunos críticos de la época.
    Jane Eyre era una mujer inteligente que quería ser independiente y libre, lo que se veía mal en el siglo XIX, cuando las mujeres debían ser obedientes y sumisas.

                                            


    También nos hace cuestionarnos la situación laboral de las mujeres en esa época. Podían optar a pocos trabajos y su mayor aspiración debía ser casarse. Las de orígenes humildes debían trabajar para mantener a sus familias, ya fuera en las tareas agrarias, en las industrias o como sirvientas de familias ricas y eran en su mayoría analfabetas, pues apenas había educación gratuita para las mujeres.
    Aquellas que eran cultas y de familias más poderosas solían estar obligadas a casarse con un hombre rico para aumentar la fortuna de su familia. Rara vez las damas podían casarse por amor y solamente podían ser libres e independientes económicamente si heredaban una fortuna o, a falta de ella, si trabajaban. El problema era que pocas profesiones se consideraban “honorables” para las damas, muchas veces el único trabajo para ellas era ser institutrices.
    Este es el caso de Jane, que decide ser institutriz para ganarse la vida, aunque esta no era una profesión agradable ya que los señores de la casa menospreciaban a las institutrices por el mero hecho de trabajar.
    Más adelante, Jane se ve forzada a huir de la casa y tiene que encontrar otro trabajo, lo que le cuesta mucho pues le dicen que los trabajos que hay disponibles son “de hombres”. Esto nos hace reflexionar sobre lo injusta que era la sociedad: ¿realmente era preferible que una dama se muriera de hambre a que labrara el campo?
                                    

                                                                 
    Actualmente, sigue sucediendo: hay profesiones que muchas veces asociamos a hombres y otras que asociamos a las mujeres.
    Por otro lado, también debemos considerar todos los cambios positivos en la igualdad laboral. En muchos países, las mujeres podemos estudiar y trabajar, teniendo las mismas oportunidades, y el matrimonio debería ser una opción, no una imposición social ni la única forma de tener estabilidad económica.
    Sin embargo, aún estamos lejos de lograr igualdad pues en muchos países las mujeres son obligadas a casarse y no pueden trabajar, solo en las tareas del hogar, lo que las hace dependientes de sus maridos.

                                                            Inés Mayordomo, 4º D

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