El
acceso a la universidad está
basado, en primer lugar, en un 40% de la nota obtenida en la PAU y en un 60 % de la nota media de
Bachillerato.
Por lo que, en cierto modo,
el futuro de los estudiantes sí
que depende de un
número.
El
hecho
de
que
las
notas
de
corte
sean
tan
elevadas
en
ciertas
carreras
ha
generado
una gran presión para aquellos estudiantes que quieren acceder a
ellas.
El
principal objetivo se convierte en alcanzar la nota máxima, debido a
que cada décima puede ser crucial a la hora de entrar en la carrera
que se
desea.
Esta
presión aumenta al conocer las notas de corte de años anteriores,
lo que establece una meta numérica, que en muchos casos parece
imposible de alcanzar.
La
incertidumbre sobre el futuro contribuye a la aparición de estrés y
ansiedad en el alumnado, que puede derivar en insomnio, problemas de
concentración, irritabilidad,
etc.
Una
de las consecuencias más negativas puede ser hacer que los
estudiantes se centren más en memorizar y prepararse para los
exámenes que en aprender. Por lo que los estudiantes priorizan
memorizar y escupir en el examen, cuando a los pocos días no se van
a acordar de nada.
La
existencia de notas de corte tan elevadas da una señal para que el
sistema educativo evolucione y se plantee, si este modelo está
centrado simplemente en obtener una nota numérica o en que se
valoren otras habilidades y capacidades del alumnado, que no sean
memorizar y escupir en un examen.
Rocío Jiménez, 1º de Bachillerato C
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