En mi opinión, el problema no es que la gente pueda imitar estos comportamientos, porque, como ya hemos dicho antes, esto no ocurre; más bien, el problema es que algunos de estos consumidores, no todos, recurren a estos programas como forma de evadirse de sus propias vidas, sobre todo cuando sufren problemas personales y sociales, y, en vez de mejorar su situación personal, optan por abstraerse y prestar atención a la vida de los demás.
Y es que todos hemos oído hablar de “La isla de las tentaciones”, pero no muchos se han percatado de cómo una gran parte de los espectadores de este programa son personas inmaduras que deberían centrarse en su desarrollo emocional y solucionar sus problemas en vez de juzgar a los de los demás, que encima, cuando se tratan de "reality shows", estos problemas ajenos son falsos e impostados, ya que, al contrario de lo que indica su nombre, un “reality show” tiene muy poco de “reality” y mucho de “show”. Además, dentro de este grupo de fans hay ciertas personas que defienden que “La isla” es un contenido de mayor calidad que el que aparece, por ejemplo, en redes sociales. El chiste se cuenta por sí solo. Es curioso que la gente que acusa a los demás de tener el cerebro fundido por las redes sociales luego son los primeros en consumir este tipo de contenido basura porque el contenido basura es basura tanto en series, como en TikTok, como en libros.
En resumidas cuentas, cierta gente debería dejar de juzgar a los demás y reírse de las desgracias ajenas para evadirse de la patética vida que tienen.
Valentín Sousa, 1º Bachillerato A
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